La forma de trabajar cambió. Ya no alcanza con “tener oficina”: las empresas están revisando cómo se encuentran, cómo colaboran, cuánta presencialidad necesitan y, sobre todo, cuánto sentido tiene sostener espacios que no siempre se usan. En ese proceso, aparecen dos modelos bien definidos: los espacios de trabajo flexibles y las oficinas tradicionales.
Ambos son válidos, pero responden a lógicas distintas. La pregunta no es cuál es mejor en general, sino cuál acompaña mejor la realidad de tu equipo hoy y en HIT te ayudamos a entender las ventajas de cada modelo para que puedas elegir con claridad. ¡Descubre qué espacio potencia mejor a tu equipo!
Lo primero, ¿qué implica trabajar en un espacio flexible?
Un espacio flexible es, básicamente, llegar y trabajar. El lugar ya está listo: escritorios, salas de reunión con pantalla, conexión estable, limpieza diaria, café que no decepciona y un ambiente pensado para que la gente quiera estar ahí. No hay que negociar con proveedores, ni comprar muebles, ni dedicar horas de gestión a resolver problemas de infraestructura.
Pero lo más importante es la adaptabilidad. Si el equipo crece, rota, abre un proyecto en otra ciudad o necesita alternar entre casa y oficina, el espacio acompaña ese movimiento. No obliga a tomar una decisión rígida para los próximos años. En un contexto donde los equipos cambian más rápido que los contratos, eso vale muchísimo.
Este modelo viene creciendo en Buenos Aires, Santiago, Bogotá y Ciudad de México, no solo en startups sino también en empresas medianas y grandes. Las consultoras corporativas que siguen el mercado (CBRE, JLL y Colliers) coinciden: el trabajo híbrido no fue una moda pasajera y la flexibilidad dejó de ser una ventaja para convertirse en una necesidad.
Ahora bien, con un contexto laboral cada vez más dinámico, la eficiencia y la comodidad se volvieron factores decisivos. Hoy, las organizaciones necesitan ofrecer entornos que se adapten a distintos modos de trabajar y que simplifiquen la rutina al máximo: desde optimizar el uso de los espacios, mejorar la experiencia del equipo y hacer que todo fluya con menos fricción.
Tanto si el equipo trabaja con un esquema flexible como si va a la oficina todos los días, lo que buscan es puntual: espacios que realmente respondan a sus necesidades. Incluso antes de que el trabajo remoto e híbrido se instalara, un estudio de Steelcase muestra una brecha clara: el 95% de las personas decía necesitar zonas tranquilas y privadas.
Pero, ¿qué necesitan realmente los colaboradores de una oficina flexible?
- Áreas de trabajo silenciosas para concentrarse.
- Escritorios cómodos y bien equipados.
- Espacios reducidos para reuniones rápidas.
- Salas amplias para encuentros corporativos.
- Zonas de descanso y relax para recargar energía.
Julieta Cumbo, Marketing Manager de HIT Cowork, señaló que las oficinas flexibles ofrecen ciertas ventajas frente a las tradicionales y destacó que HIT cuenta con soluciones para todos los perfiles: desde profesionales individuales hasta empresas medianas y grandes que buscan espacios a mayor escala y con servicios completos.
“Las oficinas flexibles se adaptan al ritmo real de los equipos: permiten escalar rápido, evitan costos fijos innecesarios y simplifican la gestión operativa. En un contexto donde las necesidades cambian todo el tiempo, esa agilidad marca la diferencia, tanto para quienes trabajan solos como para organizaciones en crecimiento o compañías consolidadas”.
Julieta Cumbo, Marketing Manager de HIT Cowork.
Ahora bien, ¿cómo funciona la oficina convencional?
La oficina convencional tiene otra lógica: es un espacio que la empresa arma y controla totalmente. Eliges la ubicación, definen el diseño y marcas la cultura desde el ambiente físico. Para organizaciones con procesos estables, fuerte presencialidad o tareas que requieren privacidad o infraestructura específica, esta opción sigue siendo clave.
Pero exige asumir la gestión completa: desde el armado inicial hasta coordinar mantenimiento, servicios, seguridad, internet y pequeñas reparaciones cotidianas. La oficina se convierte en un área de gestión en sí misma. Eso puede ser una ventaja o una carga, según la estructura de la empresa.
La gran pregunta: ¿Qué viene en 2026?
Muchas compañías están combinando modelos. Mantienen un espacio base estable y suman áreas flexibles para equipos móviles, proyectos que entran y salen, reuniones estratégicas o nuevas filiales. En el debate sobre espacios flexibles vs. oficinas convencionales, esta estrategia híbrida permite aprovechar lo mejor de ambos.
La lógica ya no es tener “una sola oficina”, sino un portafolio de espacios que acompañe el ritmo real del trabajo. No se trata solo de costos. Se trata de experiencia laboral, productividad y cultura.
Incluso, las estadísticas así lo demuestran:
Randstad, empresa especializada en recursos humanos, presentó los resultados del Workmonitor (2023) sobre cómo perciben la flexibilidad laboral en Argentina y en la región. El informe muestra que la flexibilidad sigue siendo un factor decisivo al elegir un empleo.
Según el estudio, el 44% de los argentinos no aceptaría un trabajo sin flexibilidad horaria y el 42% tampoco elegiría una empresa que no le permita trabajar desde su casa o de forma remota.
Entonces, ¿qué le conviene a tu empresa y equipo?
Si tu empresa se mueve, cambia, prueba, se adapta y valora la posibilidad de ajustar rápido, lo flexible probablemente sea lo que mejor acompañe. En la comparación de espacios flexibles vs. oficinas convencionales, este modelo gana cuando la agilidad es clave.
Ahora, si tu empresa necesita estabilidad, control total o infraestructura propia, la oficina tradicional sigue siendo tu lugar.
Y la mejor manera de decidir no es leyendo: es probando cómo se siente trabajar en cada entorno. En HIT puedes venir con tu equipo un día, reservar nuestras salas y comprobarlo por cuenta propia. ¡Te esperamos!
Sobre el autor: Redacción HIT Cowork
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